viernes, 8 de noviembre de 2013

ABC

El fraude en el seguro del coche cuesta al resto de conductores 38 euros más al año


La declaración de lesiones y daños materiales falsos se duplica desde 2009 y genera al sector pérdidas de 1.000 millones anuales

Incluir más daños de los reales en el parte de un accidente, simular un golpe con otro automóvil, exagerar las lesiones sufridas en una colisión o incluso inventarlas es una práctica cada vez más extendida entre los conductores españoles. El alto nivel de desempleo y la consecuente reducción de la renta disponible de las familias, pero también la reducción y antigüedad del parque automovilístico del país han duplicado el fraude en los seguros de automóvil en España desde 2009 hasta el cierre de 2012, según las compañías aseguradoras. Más crisis, más estafas.
El servicio estadístico del sector, ICEA, cifra ese incremento en el 91%. Sólo Línea Directa detectó el pasado año 19.316 casos de fraude en su cartera de 1,8 millones de conductores asegurados, frente a los 9.632 que confirmó en 2009, según el segundo «Barómetro del fraude Línea Directa», presentado ayer. La asegurado del grupo Bankinter concluye así que cuatro de cada cien sinistros declarados durante el año pasado fueron intentos de fraude, el doble que cuatro ejercicio antes.
Estas prácticas tienen un evidente coste para las compañías del sector, que este estudio estima en 1.002 millones de euros anuales. Pero además para el resto de conductores. «Las estafas suponen precios más altos en el seguro para el resto de conductores», señala el director de gobierno corporativo de Línea Directa, Francisco Valencia. Según ese barómetro, el fraude encareció un 16% la prima media de un seguro tipo a terceros, el más extendido. Esto supone 38 euros más al año para cada asegurado, elevando la cuota un 52% respecto a 2010.

La picaresca como justificación social

La mayor parte del fraude, el 91%, se centra en los daños materiales del vehículo, y en tres de cada cuatro casos se detectó que los desperfectos declarados no se habían producido en el accidente, y el conductor busca arreglarlos sin pagar. El 9% restante del fraude corresponde a partes de lesiones corporales, mediante el cual el defraudador simula o exagera una lesión o asocia al accidente una enfermedad o lesión anterior al mismo. El más común: el esguince cervical.
«Existe todavía cierta justificación social con este tipo de fraude», lamenta Valencia, que señala que el 33% de los conductores encuestados para elaborar el barómetro no consideran grave este tipo de práctica y el 30% admiten que lo cometerían si la cuantía es pequeña o quedasen impunes. ¿Y por qué esa aceptación? El 70% de estos lo justidican por la tradicional picaresca nacional. «Está en el ADN español», respondieron. Aunque las cifras digan que no es más que una excusa, porque las cifras de fraude en el seguro del automóvil en España es similar al que hay en otros páises como Estados Unidos y Reino Unido.

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