martes, 19 de mayo de 2015

La Voz de Galicia

Engañar al seguro, un fraude al alza

Galicia registró el año pasado 24.700 intentos de estafa que habrían implicado para las compañías un desembolso de unos 95 millones de euros


No resultaría muy extraño que alguna vez le hubiesen propuesto añadir al parte del seguro de accidente ese rayazo o ese pequeño golpe que un día dio al lateral de su coche tratando de aparcar en el garaje. Incluso puede que se lo hubieran sugerido desde algún taller. Pues sepa que, de incluirlo, estaría incurriendo en un delito. Pero eso parece no ser óbice para que cada vez haya más personas que traten de defraudar al seguro. Porque se ha convertido en una estafa al alza. Tanto que las propias aseguradoras dedican parte de sus presupuestos a controlar el fraude. Solo el año pasado, el número de intentos de fraude en Galicia ascendió a unos 24.700, que habría supuesto un coste para las compañías aseguradoras de unos 95 millones de euros.
Dicha cantidad es el resultado de extrapolar los datos que recoge el informe El fraude en el seguro español. Año 2014, elaborado con información procedente de la treintena de entidades que componen la asociación empresarial del seguro (Unespa) y que controlan el 32 % de la cuota de mercado. Ahí puede comprobarse cómo dichas compañías detectaron el año pasado en la comunidad un repunte en estas estafas, 9.271 intentos frente a los 8.785 del ejercicio anterior. De hecho, tal y como recoge otro informe, elaborado en este caso por la aseguradora Axa, el porcentaje de fraude en la comunidad es del 1,35 %, frente al 1,2 % de la media estatal.
Y son las pólizas de automóvil las que concentran el mayor número de intentos de estafa: 12.700 en Galicia frente a 6.400 de responsabilidad civil y 5.300 en seguros de vida. El método más utilizado en el caso de los automóviles es precisamente el de ocultar daños que ya tenía el vehículo antes del accidente para que estos sean incluidos en la reparación. También obviar que tenía dolencias como, por ejemplo, dolores de espalda para alegar que estos fueron provocados por el suceso. Igualmente resulta habitual que se exageren las consecuencias de un accidente.
Aunque es mucho menos habitual, en el caso de las pólizas multirriesgo, también hay quien no se corta y trata de aparentar un accidente para arreglar algo en una vivienda o en un establecimiento para, así, cobrar el fondo del seguro.
Por no entrar ya en los fraudes relacionados con pequeños objetos de alta tecnología como los smartphones o cámaras de fotografía. En este último caso, es frecuente presentar denuncias de robo para que luego la compañía reponga un aparato nuevo o incluso uno que sea de última generación.
Pero toda esta picaresca tiene unas consecuencias para los asegurados. No solo porque las pérdidas que las estafas suponen para las cuentas de resultados de las compañías repercuten directamente en la subida de la cuota que luego han de pagar los usuarios. También porque muchas veces absorben esfuerzos de las administraciones públicas que deberían estar dedicándose a investigar delitos reales. Desde Unespa usan como el ejemplo la presentación de denuncias falsas por sustracción de un móvil. «Eso obliga a abrir una investigación y un agente ha de dedicarse a buscar a un ladrón que no existe y pierde de investigar otra cosa», explican desde la asociación.
Bandas organizadas
Más allá de pequeños fraudes por cantidades que no superan los 500 euros, las compañías han detectado otra tendencia mucho más peligrosa. Es la proliferación de bandas organizadas dedicadas a estafar a los seguros. El trabajo realizado por la aseguradora Axa explica que aunque actualmente este tipo de fraude representa solo el 1 % del total detectado en España, han notado que va en incremento. De hecho, entre el 2013 y el 2014 el número de tramas organizadas descubiertas por sus pesquisas se ha multiplicado por más de seis.

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