miércoles, 16 de noviembre de 2016

La Voz de Galicia

Cazan a un conductor ebrio que no se sostenía en pie

Los agentes relatan ante el juez que el condenado era incapaz de estar erguido y fingía soplar











Se lo encontraron a primera hora de la madrugada en un bar y ya advirtieron que su estado era incompatible con la conducción de un vehículo, por lo que le avisaron de que no se pusiera al volante en esas condiciones. La sorpresa de estos agentes de la Guardias Civil fue mayúscula cuando, veinte minutos más tarde, le daban el alto en la N-550 circulando a bordo de un Renault 19.
Ocurrió el 30 de octubre del hace un año y los guardias no solo comprobaron que su interlocutor presentaba las pupilas dilatadas o una fuerte halitosis, sino que pudieron ver cómo apenas se mantenía en pie. Ya no se trataba de que fuera incapaz de mantenerse erguido, es que tuvieron que agarrarlo para impedir que terminase por los suelos.
A la vista de esta situación, y obviando la falta de respeto y seriedad que mostraba el acusado, los guardias le comunicaron que debía someterse a la prueba de alcoholemia. Durante la vista oral, estos relataron que, inicialmente, «se negó a soplar».
Instantes después, aseguró que estaba dispuesto a hacerla. Sin embargo, todo fue una estratagema. «Aceptó, pero no realizaba la prueba, [sino que] fingía soplar», refiere la sentencia condenatoria, toda vez que a este ciudadano de Marruecos le acaban de imponer cuatro meses de cárcel por un delito de conducción bajo los efectos del alcohol y otro medio año por desobedecer los requerimientos de los guardias.
La Audiencia considera que el hecho de simular que se sopla «merece el mismo reproche penal que la tajante negativa». A fin de cuentas el objetivo que se busca es el mismo, «que el etilómetro no indique el índice de alcohol».

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